Ya que este blog se está llenando de trabajos impresionantes, no podía faltar el último disco de estos colosos del postrock que son Russian Circles. Si alguien tenía todavía alguna duda sobre su capacidad, con este Empros no tendrá más remedio que arrodillarse ante ellos.
El disco entra de primeras
por la vista con una de las mejores y más acordes portadas que he visto
últimamente, y tras darle al play entra por tus oídos desde el primer
segundo como si de un misil se tratase. Russian Circles siempre se ha
caracterizado y ha destacado por encima del resto de grupos de postrock
por la inigualable potencia de su sonido, que en este Empros ha llevado a
la máxima expresión, moviéndose por momentos en campos más típicos de
grupos postmetal como Pelican, aunque siempre conservan ese espíritu más
típico de Mogwai.
Si en su anterior disco Geneva, el bajo era por su potencia el instrumento más destacable, esta vez hay que destacar el gran trabajo de su guitarrista, ya que se mueve por diferentes planos musicales sin ni siquiera inmutarse. En el disco hay de todo, desde momentos atronadoramente agresivos a partes íntimas y ambientales, pero todo mezclado con una calidad y un gusto casi inmejorable.
El trabajo lo veo dividido en dos partes, las cuales son de tres canciones ambas. La
primera parte explora más en esa faceta metal o postmetal de la que he
hablado antes, y la segunda se dedica más a las partes ambientales, lo
que no quiere decir que ambas facetas no puedan convivir en un mismo
tema, y la propia evolución de una parte del disco hacia la otra se da
de forma natural y en absoluto suena forzado en ningún momento. Yo diría
que la coexistencia del postrock y del postmetal dentro de un mismo
disco e incluso dentro de un mismo tema es el sello de identidad de este
grupazo de Chicago, y es lo que les ha llevado a lo más alto del
género.
Como curiosidad, decir
que el último tema Praise Be Man, es el único de su carrera con voces, y
suena a triste despedida de uno de
los mejores trabajos del año 2011 sin ninguna duda.